Faltava un sospir perquè l'any acabés i en comencés un de nou. Invents humans per vendre calendaris. Al cap i a la fi, nosaltres hem decidit arbitràriament quan comencen els anys, els mesos i, fins i tot, les hores. Ordenem el món a la nostra mida i això ens tranquil·litza. Potser, sota l'aparent caos, l'univers tingui un ordre després de tot. Però, sens dubte, no serà el nostre.

Empecé enero ahogada entre mierda y más mierda, entre lágrimas y habitaciones oscuras y entre días malos y días horribles. La monotonía se me comía y ese lugar que tanto odiaba me mataba lentamente. Febrero continuó igual con la excepción de una amistad un tanto surrealista; compartíamos pedacitos de canciones que llenaban nuestro día a día, construíamos conversaciones perfectas e, incluso, nos unían sueños azucarados y corazones rotos. Marzo fue diferente; me dejó disfrutar del maravilloso paisaje blanco durante varios días, me mandó descubrir Madrid bajo la lluvia y me permitió ver miles de obras preciosas en museos enormes y, lo más importante, el brillo del sol gracias a ti. Luego llegó abril con mil sorpresas; Michael Nyman me enamoró con su directo y sus estridentes canciones, Francia me volvió a abrir sus puertas, a dejarme atónita y a permitirme desconectar al 100% con personas de lo más hermosas. Mayo fue un mes muy doloroso; demasiadas personas desaparecieron de mi vida para siempre y esas ausencias me empujaban otra vez a esos malditos agujeros negros, a esas lágrimas ahogadoras y a esas habitaciones oscuras que tanto odiaba, pero me armé de valor y sin saber cómo, salí adelante sin ayuda alguna. Junio fue un mes de rabia con mucho sol; días en la playa, de evitarte para conservarte, soleados, de bonita soledad, de preciosa compañía, de abrazos en el mar, de alcohol en la arena, de confesiones nunca dichas, de sentimientos desbordados y un largo etcétera. Julio fue bonito; me regaló esa tranquilidad que tanto necesitaba y me dejó escupir todo el veneno que guardaba dentro desde hacía varios años. Pude hacer un borrón y cuenta nueva magistral. Y cuando menos me lo esperaba, apareciste tú; después de años de altibajos te di otra oportunidad que, al final, fracasó, pero me hizo pasar uno de mis mejores veranos. Julio me enseñó cual era el poder de las palabras y de los abrazos, me reveló la verdad de muchas cosas y me ayudó a quererme a mi misma y a disfrutar de la vida dejando a un lado los problemas que destruyen al mundo y que me comen tanto la cabeza. Fueron días de conciertos preciosos, de noches bajo la luna sin miedo a que la soledad me envolviera en su capa oscura y de ti. Pero sin duda alguna, agosto fue mi mes. Mi maestro y, a la vez, mi aprendiz. Me dejó volver a mis queridas tierras del norte, perderme entre valles verdes, niebla y lluvia y, por si fuera poco, me dejó volar a Holanda con una persona especial y me pude perder entre bonitos canales, prados infinitos y mil sonrisas. Y ya que estaba, me regaló mi mejor regalo, tú compañía infinita, tus besos, tus abrazos, tus caricias y todas y cada una de tus preciosas palabras. Disfruté de ese mes como si fuera esa niña que hace años que desapareció. Septiembre en cambio, fue el mes de los cambios; tú volviste a desaparecer, empecé la universidad con mucho miedo pero con más ganas que nunca y conocí gente de lo más maravillosa, me reí de la vida a carcajada limpia, me llevé más que un susto y lloré por miedo a que desaparecieras de mi vida. Octubre nunca me había gustado, pero fue un tanto especial; Barcelona me volvió a sorprender para bien, puede ver en directo a Korpiklaani y Eluveitie y sacar toda mi voz y mis fuerzas cantando entre heavys enormes, estuve con gente preciosa, decidí que en verano iría al Wacken y por si fuera poco, odié mucho. Noviembre pasó rápidamente; me enamoró, me dejó ser feliz, se empezó a notar ese frío otoñal que tanto me gusta para dejarse saborear. Y diciembre, mi querido diciembre. Él, fue quien me dejó con ese concierto de Manu Chao para recordar, con días de fotografías preciosas, con noches y corazones helados, con un año más,  con la mágia de Fito, con mucho dolor, con almuerzos con la compañía más bonita, con días enteros por Barcelona dejando las clases al margen, con abrazos y muchas sonrisas y con un pensamiento de la vida un tanto frío (pero especial).

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Una dulce y, a la vez, amarga montaña rusa. Un cúmulo de días preciosos y de ausencias dolorosas. Así podría resumir este año. Otro año más creado por humanos organizados.

1 comentario:

  1. Un año de 356 días o de 3560? no creo que importe demasiado, al fín y al cabo la vida no hace media por trimestres, sinó que es avaluación contínua.

    Desaparecerá más gente, ese "tú" cambiará de persona, es posible que no vuelvas a escribir, que cambies mucho. Pero debes recordar que pase el tiempo que pase, todo forma parte de la misma película, de la cual somos protagonistas en más o en menos medida, y que está en nuestras manos desviarla del drama o la tragedia.

    Una fomollaçada!

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