verano
convertido en invierno
que
convertido en invierno
que
aleja a todo ser querido
para siempre
que
que
no deja de llover
ni de llorar
que
hiela mi corazón
sin razón
que
escupe silencios
dañinos, tristes y amargos
dañinos, tristes y amargos
envueltos por el dolor
de su presencia
desaparecer
ahogada
en un mar de dudas
de su presencia
desaparecer
en un mar de dudas
Pero no hay veranos eternos. Ni para bien ni para mal.
ResponderEliminarSin embargo, algunas cosas preciosas que pueden traer las estaciones pueden convertirse en eternas.
Me gusta tu blog. Su minimalismo elegante que refuerza las palabras con sus grandes espacios blancos como llanuras nevadas.