Ahir, tot i estar lluny, vaig plorar. Pels meus companys, per la meva ciutat. Barcelona em va acollir fa anys, em va donar tot allò que em faltava, em va fer créixer i madurar. Barcelona és (i sempre serà) vida i multiculturalitat, no ho oblidem, sisplau. I és que cap ciutat ni cap poble mereix passar per un fet així, sigui on sigui.

Sempre bonica i forta, Barcelona.

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Ayer, aun estando lejos, lloré. Por mis compañeros, por mi ciudad. Barcelona me acogió hace años, me entregó todo eso que me faltaba, me hizo crecer y madurar. Barcelona es (y siempre será) vida y multiculturalidad, no lo olvidemos, por favor. Y es que ninguna ciudad ni pueblo merece pasar por esto, sea donde sea.

Siempre bonita y fuerte, Barcelona.


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2 comentarios:

  1. Hace muchos -muchos años- un amigo me habló de una teoría que había escuchado sobre una interpretación alternativa al concepto religioso de la "resurrección de los muertos" en la que, simplificando mucho, se sostenía que podría ser que tal vez un día determinado todas las personas actuaban como buenas personas y el mundo se volvía una especie de conjunción absoluta del bien. La idea, con su carácter surrealista, utópico y esquizofrénico, es de esas que prenden en un alma joven e inquieta, no hasta el punto de defenderla que no se trata de eso, sino de implantar un punto singular desde el que reflexionar de vez en cuando.
    Ahora, hoy, desde esta atalaya oxidada del presente, comprendiendo tristemente mejor cada día el pesimismo de algunas lecturas a Saramago, Unamuno o Shopenhauer, advierto que poco a poco va ganando terreno en mis convicciones una sensación poderosa de amargura sobre la naturaleza humana (naturaleza humana no sólo referida a los demás, sino absolutamente, a todo humano, sin excluir a uno mismo). Es como el mar en la misma orilla, que llega y se va reiteradamente sin interrupción, ola a ola, espuma a espuma, al ritmo que le marcan las estaciones, los días, las mareas. Sobre una superficie desordenada e irregular pone orden y alisa. Cierta parte de caos se corrige y el mundo se presume, imperfecciones indispensables y preciosas incluidas, como algo hermoso en lo que merece la pena estar y por lo que vale la pena esforzarse. Se admite que siempre ha existido, existe y existirá tiempo y lugar donde impere el horror de la acción del hombre, tiempo y lugar también, donde en algún momento ese horror puede ser vencido; pero también, muy tristemente, parece inexorable que allá donde impera cierta armonía o coherencia o razón (o como quiera que lo podamos llamar), el pensamiento y la acción del hombre siempre lo romperá, con la facilidad y rotundidad con la que una huella humana quiebra la superficie lisa de la arena tras la retirada de la última ola.
    Después de tanto tiempo alejado, vuelvo por aquí y leo estas palabras tuyas que se sienten tan directas desde adentro, tan sinceras, y me pregunto, por qué esa diversidad que nos compacta y nos hace más ricos (a todos) es usada por algunos una y otra vez para dividirnos y enfrentarnos. Por qué alguien gana mucho procurando que aquello a lo que pertenece se haga más pequeño.
    ¿Y si la resurrección de los muertos, esa idea religiosa sobre la que yo nunca pensé de forma religiosa, es otra cosa muy distinta: tal vez un péndulo que va desde un extremo iluminado hasta una zona de oscuridad, y que en esa intermitencia de intervalos predomina el ruido de las sombras frente al silencio de la luz?
    (Ay, años desvanecido y callado y ahora te ataco con un comentario que es un discurso ladrillo en toda regla... ¿me disculparás?)
    Un abrazo muy fuerte

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    1. Para mí tus comentarios siempre han sido especiales, por lo que no sabes la ilusión que me hizo leerte. Y cuantísima razón tienen tus palabras, RH. Si algún día te apetece escribirme hazlo por correo claraorh@gmail.com . Por allí soy más constante que por aquí. ¡Otro abrazo fuerte!

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